Pozo de entrada.
Esta vez decidimos volver a la bonita Sierra de Urbasa, que esta plagada de simas y cuevas casi todas ellas de un nivel técnico medio o bajo. En otras ocasiones que hemos pasado por la zona siempre nos había llamado la atención esta sima y más cuando nos enteramos que se llamaba La Catedral, ya que el nombre suele querer decir algo sobre la misma.

A las siete de la mañana, tal y como habíamos quedado, partimos de la puerta del Club, por el camino recogimos a Javier en su pueblo y continuamos viaje por la N-232 hacia Rincón de Soto (La Rioja) donde nos desviamos por la LR-115 dirección Tafalla y después de cruzar el Río Ebro desviarnos por NA-134 hasta Andosilla (Navarra) y desde aquí la NA-122 hasta Estella (Navarra), pueblo que hay que cruzar para continuar por la NA-132a dirección Vitoria y a al poco tiempo se toma el desvío hacia el Parque Natural de Urbasa por la NA-718 paralelo al Río Ega en un entorno realmente bonito hasta llegar a Zudaire, desde donde se ve una impresionante vista del Parque. Continuamos por la carretera y ascendemos el Puerto de Urbasa, ya en su parte alta cruzamos por un paso de ganado (rejas metálicas en el suelo que atraviesan la carretera) y poco después tomamos un desvío a la izquierda que va hacia el Puerto de Opacua, en el comienzo existe una señal de circulación prohibida y para poder circular por esta carretera debemos haber pedido permiso con anterioridad a la Junta de Amesscosas, si no te arriesgas a ser sancionado, ya sabéis que estamos en el siglo de las prohibiciones y de las multas. Después de un par de kilómetros se ve a la derecha de la carretera un gran muro de piedras que protege la boca de entrada.

En realidad son dos muros concéntricos los que protegen la boca de la sima, uno exterior lleno de zarzales salvo en la zona donde se instala y otro interior que delimita exactamente la boca. Al parecer en el muro exterior existía un reaseguro para el pozo, pero esta parte del muro se ha caído por lo que no es posible reasegurar en el, y en los alrededores no existe nada fiable donde hacerlo. El muro interior esta coronado por dos viguetas de hormigón que lo cruzan de lado a lado y donde se instala la cuerda para el descenso del pozo, esta instalación aunque pueda parecer segura no lo es ya que el muro donde apoyan las viguetas esta en muy malas condiciones con una clara panza que nos avisa de su inestabilidad.
Una vez instalada la cuerda en las vigas descendemos el P12 velozmente y sin brusquedades, es un pozo limpio y bonito, tapizado de musgo hasta casi el fondo, aquí nos encontramos una pequeña sala llena de derrubios y de huesos de vaca. De aquí parte una corta galería que acaba en otra pequeña sala en donde hay pequeños gours, estalactitas, coladas y el pozo por donde se continua en el centro de la misma. Instalamos la cuerda desde un natural con un pequeño pasamanos hasta la cabecera del pozo P40 donde colocamos dos chapas en sendos spit un poco viejos, el descenso es totalmente aéreo aunque existe un pequeño roce en un saliente a unos diez metros de la cabecera, pediéndose montar un desviador, aunque nosotros no le dimos importancia por estar muy liso. Este día la cueva escurría bastante agua y alguno de nosotros se mojo con la fina lluvia que caía por el pozo, sobre todo en su parte final.
Continuamos por un paso un poco bajo que nos lleva a una gran galería, a la que accedemos descendiendo por un caos de bloques. Las dimensiones de esta galería son grandiosas en comparación del resto de la cavidad. Esta hace un giro de noventa grados para acabar en un pequeño lago y en una pequeña galería con una gatera impenetrable, junto al lago existe un sifón de barro (por donde se ha debido vaciar el lago) y otra pequeña galería con gours, también se aprecian el la parte alta de la sala final dos galerías que imaginamos sin explorar, por su elevada altura y por no haber visto ninguna instalación que nos sugiera una escalada artificial.
Después de una sesión de fotos desandamos el camino y regresamos al exterior sin mayores problemas.