Después de una semana infernal en cuanto a organización y preparativos, después de tener confirmados hasta 18 participantes para la actividad y después de haber tenido planificado al detalle la exploración a realizar, al final el sábado subimos cinco espeleólogos con todos los petates en el 4×4 corto de Chipi. Lamentablemente el acceso a esta cavidad es largo y tedioso y hay que realizarlo en vehículos todo terreno con el permiso de la Dirección del Parque Natural con mucho tiempo de antelación. Como decía lo teníamos todo preparado con cinco vehículos 4×4 pero a lo largo de la semana se fueron dando de baja por diversos motivos y muchos de los compañeros que debían acompañarnos no lo pudieron hacer. Al final acudimos a explorar Chipi, Chuse, Raúl R., Miguel Ángel y Raúl G., más tarde y en una visita relámpago llegaron M. Ángel., Francesc y Jordi. que vino a rememorar sus visitas en los años 80.

Esta pequeña exploración se empezó a fraguar este año allá por semana santa, en que dos compañeros de G. E. Badalona pasaron cuatro días en el interior de la cavidad con unas condiciones climatológicas muy adversas, aun así pudieron continuar con la escalada en el Pozo Diego Ferrer y equiparon el acceso al Ramal NE. El pasado 27 de junio volvimos nosotros para instalar en fijo el pozo de entrada de la Sima y así facilitar las posteriores incursiones que se realizaron en agosto. Chipi y Raúl, después de instalarla, también recorrieron el Ramal NE hasta el pasamanos y a su regreso hacia el pozo de entrada descubrieron una ventana en el mismo, a unos diez metros del Ramal NE y a su misma altura aproximadamente, que daba la impresión ser otro pozo. A mediados de agosto los compañeros del G. E. Badalona realizaron otra incursión de cinco días en la que continuaron la escalada en el pozo Diego Ferrer, equiparon el pasamanos del Ramal NE y exploraron la ventana descubierta en junio, resultando un pozo paralelo al principal que baja por debajo de la cota de este, aunque lamentablemente se colmata de grabas.

Después de todos los problemas de logística antes comentados, llegamos a la boca de la Grallera y rápidamente Raúl G. comenzó a instalar el primer tramo del pozo hasta la cuerda fija, una vez en ella dio el libre y el resto bajó raudamente hasta la base del pozo, Miguel Ángel fue el segundo en tocar suelo, convirtiéndose esta en la mayor vertical que jamás haya bajado, después llegó Raúl R. y el último fue Chuse ya que Chipi había pasado mala noche y decidió quedarse en el exterior. Directamente nos fuimos al nuevo pozo y lo bajamos, lamentablemente el material que llevábamos no nos permitió intentar desobstruirlo, por lo que nos dirigimos a revisar el Ramal NE y todos sus recovecos.

Mientras revisábamos todos los pocetes en el comienzo del ramal, llegaron a este punto M. Ángel, Francesc y Jordi, que no tenían más intención que bajar el pozo principal pero, al estar nosotros ya en el Ramal ascendieron hasta él y nos pudimos hacer una foto todos juntos e inmediatamente comenzaron el regreso al exterior. Nosotros continuamos unos con la prospección y otros haciendo fotografías. Llegamos hasta una Sala de amplias dimensiones en cuyo final nos sorprendieron unos majestuosos gours que daban por terminado este Ramal, aun así atravesamos este y revisamos una ventana que había detrás forzando un paso que nos permitió continuar por una gatera unos seis metros haciéndose impenetrable. De regreso continuamos revisando entre los bloques dejando varias incógnitas que deben de ser desobstruidas. Cenamos tranquilamente intentando calcular a que temperatura nos encontrábamos ya que nuestros cuerpos rápidamente se quedaron fríos, uno de nosotros llevaba un reloj con termómetro que se quitó para comprobarlo pero cuando iba por 9ºC dejo de funcionar, así que nuestras apuestas las dejamos para la próxima vez. Regresamos los cuatro hasta la base del Pozo Principal y comenzamos a desobstruir su base, una mezcla de ciemo y graba que retiramos con la ayuda de una pala, conseguimos ahondar medio metro aproximadamente, pero lo tedioso del trabajo y la mala herramienta nos hizo desistir uno detrás de otro, aunque la opinión fue unánime esa debe de ser la continuación que tanto buscamos,aunque esperamos que espesor de grava no lo haga imposible. Eran las dos y media de la madrugada cuando Raúl G. salía de la cavidad con trescientos metros de cuerda colgados de él, ya que desisntalo el pozo por completo. Algunos de nosotros tomamos una suculenta cena a base de latas y nos fuimos a dormir con pocas ganas de volver aquí otra vez, pero al día siguiente ya descansados empezó el gusanillo a corrernos por el cuerpo y ya pensamos en regresar la primavera del año que viene.

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Fotografías de:

Miguel Ángel López
Raúl García