Desde Zaragoza salieron Jorge y Carlos para recoger a Beti en Huesca y juntarnos en Alquezar con Alba y Emilio que estaban desde el día anterior allí para pasar el fin de semana.
Quedamos en el bar del camping de Alquezar y tras tomarnos un café nos dirigimos hacia San Pelegrín, una pequeña aldea en la que actualmente solo vive una familia. Hasta aquí la pista está en buen estado, pero una vez atravesadas las últimas casas la conducción se hace más dificultosa. Continuamos por la pista hacia Mesón de Sevil con cuidado y en un fuerte cambio de dirección giraremos hacia la derecha unos 135º por otra pista que se dirige hacia las Balsas de Basacol. Con dificultades podemos avanzar con los coches unos 200 metros más y los dejamos al lado de un campo de frutales.
A cambiarnos, ultimar mochilas, y a comenzar la larga aproximación hasta la cabecera del primer Rápel.
10:20 A.M. Continuamos hacia las Balsas de Basacol sin llegar a ellas por la pista en ligera bajada, enseguida dejamos a nuestra derecha un campo cercado y cogeremos el primer desvío la izquierda hacia los Abrigos de Quizans. Cuando esta pista lleva dirección WNW estaremos atentos a una pequeña balsita que queda a nuestra derecha, desde aquí podemos continuar por la pista o coger la muy bien marcada senda que sale por nuestra derecha. Nosotros tomamos la senda de la derecha dirección Norte hacia los Abrigos de Quizans. Alcanzamos una fuerte curva a la izquierda de unos 90º, curva que esperamos encontrar por la tarde y que nos marque el final del retorno. Pasamos bajo los abrigos, pero o nos entretenemos en su visita, nuestro objetivo es otro y sabiendo que no solemos ser ágiles quedamos en dejar su visita para otra ocasión, tal vez cuando recorramos el camino de Pasolen, actualmente equipado con sirga.
A partir de Ahora seguiremos en dirección norte, alcanzaremos el collado del Tozal de la Mallata, y siguiendo en dirección norte continuaremos en suave descenso por la pista hasta encontrar una senda a la derecha que nos adentrará en el Barranco de Chimiachas en no tan suave descenso.
Paseando por el fondo el barrano encontraremos en la pared derecha una cueva y más tarde un cartel nos indicará que desviándonos del cauce hacia la margen derecha llegaremos a los abrigos de Chimiachas y podremos admirar su característica pintura.
Y por fin llegamos al primer Rapel, en nuestro lento caminar hemos tardado dos horas en llegar aquí. Para llegar a su cabecera conviene montar pasamanos desde algún tronco cercano. En nuestra visita ya hay instalado en fijo un cordino de 8mm todavía en buen estado. Está seccionado, pero nos permite acceder con seguridad a la cabecera. Como nosotros hemos tenido suficiente no hemos reforzado la instalación del tronco que hay al otro lado del camino, pero es conveniente pensar que tal vez tengamos que reforzar esta instalación en posteriores visitas.
El croquis más completo y detallado que hemos encontrado es el que aparece en la Guía de Barrancos de la Sierra de Guara “Sierras de Piedra y Agua”, de Enrique Salamero. Vamos instalando los rápeles más cortos de esta primera parte del barranco y por fin llegamos al Paso Os Articazos. Los restos de un desprendimiento de rocas que hubo hace pocos meses se hacían notar desde antes de ver la pintura del ciervo, pero se hacen considerablemente visibles cuando falta poco para cruzar este paso.
El último rápel antes de llegar a los largos encadenados algunos autores le dan 10 metros, otros 8, volveré a nombrar a Salamero ya que me ha parecido sin duda la más fiel reseña. Salamero considera que hay un rápel de 6 metros seguido de un resalte de 2. Yo estoy de acuerdo con esa visión, pero alargamos el rapel hasta el fin del resalte con dudas ante la correcta recuperación de la cuerda. Sorprendentemente la cuerda se recuperaba bien, además, los dos anclajes químicos de este rapel están instalados formando una línea vertical. Pero nosotros recuperamos bien.
Bueno… A por los rápeles largos. Ya huele a Cocineta :-D.
El primer rápel de 45m finaliza en una repisilla arrampada con instalación en la margen derecha. Nosotros seguimos encontrando buenas instalaciones y un pasamanos en fijo también en buen estado en el que asegurarnos, ya que este de 45 se enlaza con el siguiente de 23 (23 metros de rapel, pero puede resultar conveniente usar más cuerda para también enlazar el rapel intermedio con el tercero y último de 45 que nos dejará en la espectacular cocineta).
Los efectos del desprendimiento son más notables, si cabe, en la antesala del último rápel. Impresionan los bloques caídos y a partir de aquí deberemos extremar la precaución A partir de aquí también, la humedad que nos ha acompañado en el suelo del barranco se transforma en un hilo de agua (Si aquí corre un hilo de agua… ¡¡¿cómo ira el Vero?!!).
Cocineta. Bocas abiertas, felicitaciones (Espérate, que todavía no hemos llegado al coche), fotos y risas. En la recuperación de la cuerda arrastramos piedras. ¡¡MUCHO CUIDADO!!
En nuestro lento caminar hemos tardado 4 horas desde que hemos empezado a rapelar.
Nos enfundamos los neoprenos, ¡Y al río! El agua está fría, tal vez menos de lo que esperábamos, pero está fría y el Vero va fuerte, pero factible, aquí estamos contándolo. El Río Vero en Barbastro llevaba algo más de 4l/s. con ese caudal va fuerte. Nosotros no estamos acostumbrados a progresar con espuma blanca y fuertes movimientos de agua que se hacen más notables en el caos de la visera. Pero ayudándonos entre todos conseguimos salir por la margen derecha unos metros antes de la zona de la visera. En nuestro lento caminar, desde la cocineta hasta la visera nos ha costado 2 horas y las gafas de Jorge, que se las quedó un rebufo. Son las 7 de la tarde. Sacamos teléfonos y avisamos de nuestra situación, ya hemos pasado lo más conflictivo y nos disponemos a coger la cuesta arriba.
Caminaremos atentos a los mojones, aunque cuesta encontrarlo desde el río, al principio el camino está muy bien marcado. Algunos mojones pueden despistarnos del mejor itinerario, pero si elegimos con coherencia daremos con el mejor acceso. Hay marcas de desbroce incluso alguna cuerda con la que ayudarnos en fuertes pendientes de tierrilla. Ante la duda deberemos progresar lo más cerca posible de la pared de la derecha. Durante una parte del recorrido iremos pegados a la pared.
El cansancio se va notando, en silencio nos acordamos cada uno de las linternas que tenemos en los botes, ya hay menos risas y chistes, y conforme van pasando los minutos incluso se lanza alguna maldición en contra de la familia de la cuesta que estamos subiendo. Pero el paisaje es espectacular, las paredes del cañón brutales, la luz del atardecer mágica, y buitres volando cerca nuestro emocionante.
Atravesamos unos viejos campos de cultivo hace mucho en desuso y sentimos más cerca el final de nuestro retorno.
¡Aleluya!, gritó Jorge al pinchar con el camino principal por el que habíamos accedido esta mañana. En nuestro lento caminar han pasado dos horas desde la Visera. Además justo en la curva de 90º a la izquierda. Todo ha ido según lo planeado, pero vamos más lentos que el caballo del malo, nuestros tiempos no deberían de tomarse como referencia, pero aquí dejamos nuestra experiencia por si a alguien le ayuda.
Llegamos a los coches con las últimas luces, hemos estado 11 horas fuera del coche. Contentos nos cambiamos, y comemos, y bebemos cerveza, y nos volvemos a reír y a contar chistes sin acordarnos de que es muy tarde y todavía hay que volver a casa.
Texto: Beti
Fotos: Emilio y Carlos.