Salimos desde Zaragoza Emilio, Victor, Jesús y Jorge con la intención de pasar un refrescante día de barrancos en pleno verano infernal. Para ello nos dirigimos hacia Bierge para hacer los Oscuros de Balced y el Estrecho de Balced a continuación.

La actividad es técnicamente sencilla (a penas tres rápeles cortos) pero promete divertida según las reseñas y lo suficientemente larga para aprovechar el día.

Hacia las 10h y tras tomar un café mañanero nos dirigimos hacia el comienzo del tramo de los Oscuros de Balced. Nos lleva una hora aproximadamente llegar hasta allí por un camino pedregoso y bajo un sol que promete ser abrasador el resto del día.

A las 11h nos ponemos los neoprenos y nos dirigimos hacia los divertidos Oscuros de Balced, que se encuentra bastante concurrido. Tres serán los rápeles por los que hay que pasar (uno de ellos saltable) pasando asimismo entre diversos caos de bloques y zonas de grietas estrechas que provocan la oscuridad que da nombre al barranco.

Hacia las 14h, ya pasado este tramo, paramos a comer y seguimos hacia la zona de los Estrechos del Balced, río abajo. Una vez allí comprobamos cómo el río no va con tanta agua como pone en la reseña que llevamos, que señala que el barranco es divertido con algo de agua, si bien esto implica recibir constantes golpes contra piedras. En nuestra opinión algunos de los tramos del barranco pueden ser divertidos con algo más de agua, pero otros podrían resultar peligrosos, ya que se estrechan excesivamente.

Siguiendo con la marcha, no tan divertida, atravesamos unas relajantes badinas dejándonos arrastrar panza arriba por el agua. Estas badinas dejan paso a zonas más abiertas con suelo de guijarros un tanto molestos para andar.

En una zona abierta, y tras pasar la confluencia con el Barranco Cueva cabrito, decidimos quitarnos las chaquetas del neopreno ya que el calor era insoportable y, después de todo, el agua estaba lo suficiente caliente como para que no hiciera falta.

Tras atravesar estas zonas se llega a la parte más estrecha del barranco. Es una travesía en principio muy agradable, ya que es bastante bonita (y a la sombra, que no es poca cosa dado el sol plomizo que hacía ese día). El problema es que se hace bastante larga, perdiendo parte de su encanto.

Una vez finalizado el tramo, ilusos de nosotros creemos que ya casi estamos en el final de la ruta (hicimos combinación de vehículos y nuestro trayecto terminaba en el puente cercano a Alberuela de La Liena que atraviesa el mismo río Balced que seguimos). Hacia las 19h llegamos al citado puente, que no vemos hasta que nos situamos prácticamente en él. Con la desesperación por la interminable ruta que no acababa nunca, nos llevamos una alegría al verlo y nos cambiamos para tomar (enrojecidos por el sol) unas merecidas birras.

Texto: Jorge.

Fotos: Jesús.