En esta ocasión volvemos una vez más al mítico Cañón del Río Lobos a pasar el fin de semana. Como objetivos del sábado nos planteamos visitar las Tainas de Matarrubias y Candelones. En primer lugar nos dirigimos hacia las Tainas de Matarrubias tras pasar la noche por la zona.

Esta cueva está instalada con spits y, además, hay que señalar que en líneas generales no tiene una mala instalación, si bien hay que estar atentos puesto que algún spit ya está muy deteriorado y, además presenta diferentes posibilidades de instalación (por ejemplo evitar el paso del caballo y bajar directamente todo el pozo. También he de señalar que hay más spits de los que aparecen en alguna de las reseñas que circulan, por lo que recomiendo llevar más metros de cuerda de los que en apariencia hacen falta, así como chapas y mosquetones. De esta manera se aprovechan esos fraccionamientos que no aparecen reseñados y evitaremos los múltiples roces que, de lo contrario, se producirían. Tampoco viene mal llevar un par de antirroces.

Como vamos bien de tiempo, opto por la instalación clásica (por el paso del Caballo) y avanzo poco a poco hasta el péndulo que hay que hacer en dicho paso clave. Una vez resuelto éste, llegamos a los últimos bloques donde, en este caso, hay que señalar la deficiente instalación debido a que los spits “cómodos” están muy deteriorados y los que están bien instalados no son cómodos (viene bien llevar una uña de escalada si no eres muy alto como es mi caso). Instalada esta parte final, llegamos a la base de la sima (a falta de esos dos pozos de 8 metros finales que no merecen la pena en mi opinión).

Una vez abajo, disfrutamos de las bellas banderas de que dispone la sima al estar bastante seca y hacemos el breve recorrido circular (en la anterior ocasión no pude hacer el recorrido puesto que había bastante agua) empezando por la derecha y volviendo por la parte en la que hay que superar un resalte de tres metros (cuerda de nudos instalada en fijo). No fue una buena opción, ya que la notoria falta de oxígeno (ojo con esto!!!) hizo que hubiera que subir ese resalte un poco cansados y, puede parecer una tontada, pero esa escasez de  oxígeno era como llevar una mochila de diez kilos a la espalda.

Por supuesto, no bajamos los dos pozos de 8 metros restantes debido, por una parte, a la escasez de interés y, por otra, a que la falta de oxígeno mencionada no recomendaba su descenso, además de que tampoco invitaba a demorarse en exceso para hacer la visita de ese recorrido circular. Por tanto, paseo rápido por la parte horizontal sin fotos ni recreamientos.

Tras ello, volvemos a la población que nos sirvió de base de operaciones para ese finde (albergue de Santa María de las Hoyas) y comemos en el bar del pueblo (buen precio, buena comida de picoteo). Tras ello nos dirigimos a la cercana sima de los Candelones.

Tras instalar el pequeño pozo de entrada, nos maravillamos con las formaciones de la cueva, así como de la graciosa fotografía que nos presentó la cavidad al albergar un techo plagado de estalactitas en las cuales había un murciélago por cada una. Si no fuera por la falta de un techo plano, cualquiera podría pensar que esta colonia es un poco antisocial.

Como yo tenía algo de prisa por volver a Zaragoza, dejo a mis compañeros tras una breve pero intensa sesión de fotografía y abandono la cueva.

Comenzamos el día no muy temprano, sobre las 8 los mas madrugadores, pues el cansancio

del día anterior pesa sobre nuestros hombros. Limpiamos el albergue y nos vamos a desayunar a la Casa rural da las hoyas del río Lobos, donde nos han atendido previamente con mucha amabilidad.

Allí nos orientan para encontrar la boca de la cueva y al poco rato estamos en camino.

Sobre las 10:30, estamos en la boca de la cueva, ya que hacemos un alto en el camino en el

mirador de Ucero para contemplar el cañon. Comenzamos nuestro descenso por la primera entrada, y tras un corto rappel fraccionado llegamos a la primera galería. Esta se recorre con facilidad hasta llegar al primer resalte, que está instalado en fijo, tanto la subida (2 m) como la bajada (3 m).

Poco despues llegamos al pasamanos que se instala rápidamente, pues tiene buenos pies, y

anclajes químicos. Este te coduce directamente a la cabecera del gran pozo (85 m), tambíen intalado en dos vías paralelas con químicos. La galería del pozo es de impresionates deimensiones, lo que hace que la sensación de vacío sea mayor. Al ser un equipo reducido, optamos por istalar sólo una de las vías. En poco menos de una hora y medía el pozo con sus incontables fraccionamientos queda instalado. Cabe destacar que se desciende comodamente por el pozo excepto por el tramo que queda debajo de una colonia de murciélagos, hay abudante guano y garrapatas que caen de los quirópteros.

Una vez llegado al fondo de la sima, picamos algo y continuamos con nuestra marcha hasta el final de la cavidad. Sólo quedan dos pequeñas trepadas en fijo y llegamos al final por una galería cuyo techo se sitúa unos 30 metros encima de nuestras cabezas. Según avanzamos encontramos formaciones de todo tipo y de todos los tamaños y al final de esta sala una gran colada de tonos marrones, naranjas y blancos.

A las 14:30, comenzamos nuestro retorno hasta la boca por donde habíamos entrado, llegando sobre las 16:00. En nuestra marcha a casa, paramos para merendar unos torreznos sorianos en San Eduardo de Yagüe, imposible perdérselos.

Esta cavidad está muy bien mantenida, todos los anclajes están instalados con químicos, no hay restos de basuras ni presencia humana pese a los balizados que limitan la zona de tránsito en la galería posterior al gran pozo.

Texto: Jorge y Carlos

Fotografías: José