El pasado 4 de septiembre ya estuvimos en la Obriga, y, tras haber visto una gran parte de la cavidad, volvemos es esta ocasión con los compañeros de la SIRE de la UEC del Prat, Tony y Bernardo. Formamos un equipo de 3 personas, la idea es acompañarles a ellos en una visita relámpago para enseñarles la cavidad.

Después de nuestra primera visita ya conocíamos alguno de los “secretos” de la cueva, fundamentalmente donde se encuentra el paso que da lugar a la continuación a través del sifón Subils (que en la primera vez nos costó bastante de encontrar), y luego el tema del sifón, que superado en septiembre, ahora ya no era un tema que nos pudiera preocupar. También pudimos bajar con el 4×4 de Tony hasta la esplanada que hay cercana a la boca, ya que en la visita anterior casi se nos queda un vehículo enganchado cuando subíamos. La pista, en ese tramo tiene muchos regueros y bastante pendiente.

La Obriga es una cavidad muy atlética, y además condicionada por el hecho de tener que llevar el traje de neopreno toda la actividad. El agua está muy fría y hay algunos tramos en los que hay que nadar, vamos, es un barranco con techo. Por otra parte sólo tiene una zona en la que hay que ir equipados, poco antes del sifón Subils, un pocete de unos 10 mts, luego, podemos quitarnos el equipo y tirar sin él. Eso sí, es recomendable llevar un “pingo” de unos 15 mts si queremos ver la gran colada (resbala mucho) y luego, tras la sala Carme Tarrés, hay un tobogán muy espuesto, que conviene montar esa cuerda como seguro, aunque sea sólo psicológico.

Poco después, los compañeros del Prat volvieron ha hacer fotos (nosotros fuimos a saco y no tuvimos tiempo), algunas de ellas ilustran esta crónica. La verdad es que vale la pena el frío y el cansancio, la cavidad es muy bonita.

La Cavidad.

El recorrido de la Cueva de la Obriga es aproximadamente de unos 3km, aunque según algunas informaciones, la cavidad continúa más allá del sifón terminal (sifón de arriba), zona que está en exploración y a la que hay que acceder con equipo de buceo.

Tras la amplia entrada, enseguida tenemos una pérdida de altura de la galería, habremos de arrastrarnos un poco, pronto llegaremos a los primeros pasos inundados, donde encontramos palos arrastrados por el agua. Poco después, la galería parece terminar, junto a un laminador impenetrable. ¿3 kms?

Sí, la continuación de la cavidad nos la hemos pasado. Unos metros antes, entrando y a la derecha, encontraremos un paso “en alto”, que hay que trepar para alcanzarlo. Allí se monta un pasamanos y con la misma cuerda, de unos 20 mts, equipamos el pozo que lo continua. Abajo, en una pequeña sala, ya podremos quitarnos el equipo, pasar por una gatera y llegar inmediatamente al sifón Subils. Hasta la fecha, en todas nuestras visitas y en otras que tenemos noticias, siempre ha mandenido una pequeña apertura “aérea” por la que se puede sacar el hocico y respirar mientras se supera, además por allí sale una fuerte corriente de aire. También nos consta que en otras ocasiones el nivel estuvo más alto, y por tanto, se tuvo que superar con equipo de buceo. A pulmón no es recomendable, a pesar de ser muy ancho y no tener obstáculos, sería demasiado largo y por tanto peligroso.

Tras el sifón pasamos de nuevo a una zona seca, un túnel de amplias dimensiones, con arena en el suelo y meandros. Antiguo curso del río que encontraremos más adelante.

En una primera bifurcación, sale a nuestra derecha una amplia galería que nos conduce a la “gran colada”, en la que, el más hábil tendrá que trepar y mejor ponga una cuerda “quitamiedos” para el resto, sólo como apoyo. Siguiendo la misma galería, antes de la colada, llegaremos de nuevo al trazado principal de la cavidad.

Tras varias bifurcaciones (ver topografía en la ficha adjunta), llegaremos a la sala Blanca, la más bonita de la cavidad. Despues de hacer unas cuantas fotos y descansar unos instantes, pasamos bajo las formaciones hacia la continuación de la cavidad. A los pocos metros encontramos la Sala Carme Tarrés, con grandes formaciones de gran belleza. Seguimos con prudencia, ya que, hay que descender una pequeña colada con mucha inclinación y junto a la que se abre un buen pozo, un resbalón sería fatal. Montamos un pingo en un natural y así se hace mucho más llevadero.

Tras un buen rato, pasando por una zona bastante baja, llegamos al río. !Empieza la fiesta!. Al agua patos. Hay dos rutas posibles, río abajo, hacia nuestra izquierda, y río arriba, justo al entrar al agua a la derecha. Rió abajo encontraremos una buena badina que se va estrechando paulatinamente y que finalmente sifona (3er sifón), el cual se puede superar por encima a través de un pequeño paso (pas d’en Miquel), otra vez más agua y llegaremos al sifón de Abajo, final del recorrido por esta vía.

Rió arriba, tenemos un recorrido precioso: largas badinas, gours con cascadas de agua, meandros con pozas y pozas (cuidado con las rodillas), hasta llegar al Laberinto de bloques, un enorme caos de bloques bajo el cual se esconde el río. El laberinto de Bloques lo superaremos por encima de él (hay fitas y señales), desde el primer bloque ya por encima. Llegaremos hasta el final, y allí, por la izquierda buscaremos un camino para, entre los bloques, llegar de nuevo al río.

De nuevo en el río seguimos adelante chapoteando por allí. También podemos ascender al piso superior, hay buenos rincones llenos de formaciones blancas. Por el río llegamos a la Sala el Vallecillo, y allí el sifón de Arriba, final de la cavidad por esta zona. Un rincón precioso, más fotos, comer algo y de vuelta para atrás.

El tranquilo pueblo del Vallecillo nos ofrece asimismo 2 lugares interesantes para visitar: los Ojos del Cabriel, importante surgencia posiblemente relacionada con la Obriga, y aguas abajo, el salto del Molino de San Pedro, sin duda espectacular, una excursión complementaria más que recomendable. Estando por la zona también se puede subir hasta Frías de Albarración, visitar la Fuente del Buey (un lugar encantador) y tal vez ver la Sima de Frías, que similar a la de San Pedro en Oliete, es algo menos profunda pero de boca mayor. Se utilizó como vertedero durante muchos años, pero, hoy en día ha sido felizmente rehabilitada.

Como curiosidad, durante nuestra visita al río Cabriel, nos encontramos con este personaje, que resultó ser una vívora hocicuda, así que cuidadín con salirse de la senda y mirar lo que pisáis.

Fotografías de: Bernardo Collado y Raúl García