El Barranco Aguaré o Añaza pertenece al Valle del Aragón, cruza el pueblo de Canfranc para verter sus aguas en dicho río. Es un barranco algo exigente físicamente, tanto por su aproximación como por el propio descenso, normalmente con poco caudal hídrico, sin embargo puede resultar peligroso con tormentas o precipitaciones copiosas, ya que recibe agua de numerosos afluentes y en su zona más encajonada es fácil la formación de fuertes crecidas. Como contrapunto de todo esto, a su vez es un barranco en su mayor parte abierto y con numerosos escapes, que te pueden ofrecer segundas oportunidades en caso de ponerse fea la cosa.
Por esto precisamente Mariano, Javier y yo, elegimos esta opción, las previsiones del tiempo no eran muy buenas, y el Aguaré cumplía perfectamente los requisitos que buscábamos
Llegamos al pueblo de Canfranc sobre las 9:15 horas, y decidimos dejar el coche en frente mismo de la salida del barranco, en un gran descampado que hay pasado el pueblo, al lado de la gasolinera, seguro que luego lo agradeceremos.
Aproximación: ( 1 hora 30 minutos). Nos dirigimos al inicio del pueblo de Canfranc, para buscar el GR 11, que nos lleva al refugio de Gabardito, no hay problema para encontrarlo, ya que está señalado al lado de la carretera, comenzando bajo unas bordas. El sendero cruza unos prados y se adentra de inmediato en un bonito bosque, discurre paralelo al barranco de los Meses, ganando el desnivel muy suavemente, gracias a ello la caminata se hace muy agradable. Desemboca en una pista que procede de Villanúa , se continúa por ella dirección noroeste, y en unos 15 minutos. la pista se abre a la Majada de Gabardito desde donde se divisa ya el refugio y las siluetas de los Mallos Lecherines, es este el momento donde hay que tomar en una bifurcación poco aparente las trazas de pista a mano derecha, abandonando la dirección hacia el refugio, en otros quince minutos llegaremos a la cabecera del barranco (11:30 horas).
El inicio del barranco después de un par de destrepes comienza con el rápel más largo que nos encontraremos, de unos 25 m. El marco natural en el que nos encontramos, hace prever lo que será el resto del descenso, que va ganando en interés conforme se avanza.
Después del primer rápel sigue nuestro avance por un cauce abierto, que se alterna con grandes bloques pulidos por la erosión del agua, en el primer tercio del barranco predominan estas zonas abiertas, el ambiente de naturaleza es fantástico, numerosos troncos van apareciendo en el cauce del barranco, son un buen recordatorio de la fuerza del agua en el sitio en que nos encontramos. El barranco esta bien equipado, en su mayor parte con químicos y algún natural con cadenas. Hemos tenido suerte porque el caudal es ideal debido a las precipitaciones de los últimos días.
El Aguaré va ganando en interés, se estrecha en su último tercio donde la sucesión de rápeles es continua, rápeles para todos los gustos, hasta llegar al nº 21, los últimos han sido modificados por el hombre en forma de muros para contener el agua, pero eso no les hace perder el atractivo, al contrario es espectacular ver como la morfología del barranco ha conseguido mimetizar estas construcciones.
Son las 16:30 horas cuando nos estamos descolgando por el último rápel. El Aguaré es un barranco que deja buen sabor de boca, por el esfuerzo que requiere y su paisaje lejos de las masificaciones del verano en este deporte.
Fotografías de:
Javier Ledesma
Jesús María Vicente
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