Comienza el año y comienza la actividad barranquista en el ECZ. Elegimos hacer un barranco seco en Guara ya que este tipo de lugares no apetecen demasiado en verano, y ya que AEMET pronostica un tiempo muy agradable en esta zona de la provincia de Huesca.

Así pues, quedamos a las 8h en Zaragoza Jesús, Carlos y yo (Jorge), para encontrarnos a las 9h con Beti y Carol en Huesca. Una vez en el mirador del río Balced (donde dejamos los coches) empezamos a cambiarnos no sin cierta pereza debido a que el escaso viento que soplaba resultaba helador. Nos ponemos los neoprenos, ya que el final del barranco conserva algo de agua en esta época del año y, superado este fastidioso protocolo, nos vamos acercando al comienzo de la ruta hacia las 11h.

Ya en el primer rapel, Beti equipa el mismo y comienzan a bajar uno a uno mis compañeros. Hay que mencionar que este rapel, de 23 metros de caída, tiene una instalación en un arbusto para montar un pequeño pasamanos (de tres o cuatro metros) hasta la cabecera del mismo, ya que de estar el suelo mojado podría ser peligroso acercarse “a pelo”. El rapel tiene un final volado que lo hace entretenido como casi todos en este barranco, si bien hay que tener en cuenta los roces que esto conlleva en la cuerda, para lo cual hay que ir moviendo la misma a fin de que no roce todo el rato en el mismo sitio. El material del que se compone el barranco es conglomerado y produce daños con cierta facilidad en la cuerda.

Continuamos barranqueando sin prisas cuando, tras el rapel de 20 metros, hacemos un parón para tomar un aperitivo y de paso llevar a cabo un interesante recordatorio práctico de técnicas barranquistas y de seguridad por parte de Beti. Tras ello nos dirigimos a la parte húmeda de la ruta.

Llegamos a las primeras zonas con agua estancada y nos encontramos una desagradable sorpresa: un jabalí muerto (seguramente hace muy poco tiempo) que evitamos pisar con éxito.

Ya en la parte final del barranco, más estrecha y oscura que el resto, nos hacemos unas últimas fotos para desembocar, finalmente, en el río Balced, donde Carlos aprovechará para darse un par de fríos chapuzones. Son aproximadamente las 15:15 horas.

Al retorno, cometemos el error de separarnos un momento y, a pesar de que la reseña lo explica claramente, Jesús y yo tomamos el camino (PR) en la dirección contraria hacia el lugar donde teníamos los coches (es lo que tiene preocuparse por llevar encima solamente la reseña del barranco y no del retorno), es decir siguiendo la margen izquierda del río.

Tras un rato largo dando un agradable paseo por este idílico lugar (todo hay que decirlo), nos damos la vuelta para coger el camino correcto. Finalmente entre grandes sudores, ya que hacía un calor casi veraniego, llegamos al final del camino que nos lleva a los coches. Son las 17h y comemos para, a continuación, dar por finalizada la jornada y volver a casa.

Texto: Jorge

Fotografías: Jesús, Carlos.